DESCRIPCIÓN:
Atractiva, con temperamento y funcionaria de la escala básica de la Policía. Se llamaba Elena Tejada, pero su nombre de batalla era Aranzazu Berradre. Su mérito fue formar parte del comando Donosti de ETA a finales de los 90, cuando tenía 33 años. Ella alertó de que el anunciado parón de atentados de la banda en 1998, tras el asesinato de Miguel Ángel Blanco, era en realidad una tregua trampa. Y vivió un triángulo amoroso imposible con el comisario que la instruyó para realizar una de las misiones más peligrosas de la historia y los dos etarras que dirigían el comando que ayudó a desmantelar. Sufrió el síndrome de Estocolmo, fue tiroteada, perseguida y su familia ultrajada. Estuvo a punto de arruinar su vida, pero aquel comisario la salvó y hoy vive “retirada” en una embajada. Sigue siendo policía. Esta es su historia.